Un día, estratégicamente tomé la decisión de impedir una secuencia y dejar que del otro
lado se aclararan los nublados del día, no quería estar ni cerca de la
metamorfosis. Eso implicaba no saber nada, no tener esperanza, dejar de estar,
descolocar al tiempo, perder la forma y
perderlo casi todo.
Hay un deseo que es transversal a casi cualquier decisión y como
es una cosa de dos, este monólogo no tiene validez alguna si no se envía o
conversa, sin embargo, aun creo tener la libertad para frenar y anticipar la
valentía de nuevo.